jueves, 23 de julio de 2015

Miradores de Asturias

Miradores de Asturias balcones a la naturaleza

Impresionantes terrazas naturales en lo alto de las montañas en las que se siente la brisa fresca y se contemplan espectaculares panorámicas cautivadores parajes de ensueño. 



Aunque Asturias posee muchos miradores, a continuación se muestran algunos de los más especiales del oriente. centro y occidente de Asturias.

Los Picos de Europa a sus pies. Si comienza el recorrido por el este, le esperan los impresionantes Picos de Europa y su Parque Nacional. Para contemplar la inmensidad de esta cordillera, le sugerimos visitar cuatro miradores que la rodean por distintos puntos. El situado más al oriente es el del Pozo de la Oración (en Cabrales), ideal para deleitarse con el Naranjo de Bulnes, uno de los picos más emblemáticos de la zona. A poca distancia hallará los espectaculares Lagos de Covadonga (en Cangas de Onís), un mítico enclave que le encantará. Para acceder hasta ellos, puede salir con su coche desde el santuario de Covadonga y recorrer 12 kilómetros. A medio camino, en la carretera de los Lagos, donde se encuentra el mirador de la Reina, desde el que verá un anticipo de lo que le depara el camino. Según avanza hacia el oeste, hallará otros dos miradores desde los que ver los Picos de Europa con otra perspectiva: el de La Collada (en Amieva), a 800 metros de altitud y el del Fito (en Parres), uno de los más famosos. Éste cuenta con una plataforma a la que podrá subirse para tener la sensación de volar sobre las montañas.

también se encuentra el Mirador de Ordiales, y el Mirador del Pico, en Pimiango,


Mirador de La Boriza (Andrín) Llanes


Entre las playas de Andrín y la Ballota, por encima de los acantilados que las separan, se encuentra el Mirador de Andrín.

Se puede acceder con facilidad a pie, desde un camino que sale desde la carretera de Llanes al pueblo de Andrín. Allí nos encontramos un aparcamiento desde el que tomaremos este camino. Tenemos que caminar unos 200 metros para llegar a la plataforma de hormigón suspendida sobre los acantilados. Subirse es toda una experiencia que nos permite contemplar las playas a vista de pájaro.


Mirador de la Boriza en Andrín Llanes


Mirador del Fito

Se encuentra en la collada de la Cruz de Llames, en plena Sierra del Sueve, a medio camino entre Colunga y Arriondas, y los días claros permite ver el mar, pero también los imponentes Picos de Europa. El mirador es una simple estructura de hormigón, pero no es su arquitectura lo que lo convierte en una atalaya especial. Su privilegiada situación ofrece unas vistas inmejorables del Cantábrico, el valle y la montaña

En uno de los collados más famosos de la Sierra del Sueve se levanta una antigua atalaya de hormigón de principios del siglo XX: el Mirador del Fito. Desde aquí podemos realizar un plano secuencia sin cortes, apenas sin pestañeos, que deja ver de inmediato los elementos básicos del paisaje asturiano: mar, media montaña, alta montaña, praos, valles, niebla, poblaciones. En la larga distancia, con días despejados, descubrimos abultados perfiles y siluetas como si frente a nosotros se formase un enorme mapa 3D.

Para llegar al Mirador del Fitu debemos tomar la carretera AS-260, que comunica las localidades de Arriondas y Colunga. Podemos tomarla desde Arriondas o desde Colunga. El puerto del Fito se encuentra equidistante de ambas poblaciones, justo a medio camino, a 11 kilómetros. Esta carretera es de una gran belleza, con un trazado sinuoso pero bien asfaltado y seguro. En ella tiene lugar todos los años la popular Subida al Fito, prueba de rallie puntuable para el campeonato de España. Una vez arriba, encontraremos zona de aparcamiento a escasos metros del mirador


 Mirador del Fitu,  Parres (oriente de Asturias)





Mirador de la Reina

También hacia los Lagos de Covadonga hay espectaculares miradores. Tras dejar el santuario de Covadonga a unos 12 kilómetros y encarar la serpenteante y empinada carretera que llega a los Lagos, se encuentra el mirador de la Reina, que permite contemplar el paisaje de los Picos de Europa en todo su esplendor.
Desde el Mirador de la Reina se puede ver en la parte izquierda la Sierra del Sueve con el Picu Pienzu y la derecha el pueblo de Gamonedo de Cangas



Mirador de la Reina   Covadonga
Mirador de la Reina   Covadonga


Mirador de Ordiales

En la parte más elevada de Ordiales (Amieva), al borde del Valle de Angón y con vistas al cordal de Ponga se encuentra el Mirador de Ordiales.

Este mirador es conocido por estar allí enterrado desde 1949 Pedro Pidal y Bernaldo de Quirós (1870-1941), marqués de Villaviciosa de Asturias, primera persona que junto con el pastor Gregorio Pérez “El Cainejo” escaló el Naranjo de Bulnes.

El marqués además de escalador y cazador de rebecos por los Picos fue el impulsor de la creación del actual Parque nacional de los Picos de Europa. El mirador se encuentra situado a una altitud de 1.691 metros.

El mirador de Ordiales, es en realidad una terraza natural colgada al vacío a 1.750 metros de altitud, situado al oeste del macizo occidental de los Picos de Europa, por lo que se encuentra prácticamente en el límite del Parque Nacional, donde comienza el asturiano concejo de Amieva. Las vistas hacia dicho concejo son impresionantes dominando todo el Valle de Angón, el cordal de Ponga, la zona de Sajambre, el Parque Natural de Redes y las principales cumbres del macizo occidental.

El Mirador de Ordiales además de ofrecer unas vistas irrepetibles del concejo de Amieva, acoge los restos de D. Pedro Pidal


El pozo de la Oración
Los Picos de Europa ofrecen multitud de miradores que permiten ver la espectacularidad de estas jóvenes montañas asturianas. En Cabrales, el Pozo de la Oración, ofrece unas vistas únicas del Naranjo de Bulnes o Picu Urriellu, una de las cimas más emblemáticas del alpinismo español, más que por su altitud, por su difícil pared vertical en su cara oeste.
El mirador se encuentra en la orilla de la carretera AS-117, en el término de Poo de Cabrales, dirección Carreña. Fue diseñado por un enamorado de esta tierra, el arquitecto Julián Delgado Ubeda e inaugurado en el año 1933. Ofrece una bella panorámica del Naranjo de Bulnes.


Pozo de la Oración - Mirador de Pico Urriellu. Poo de Cabrales (Asturias)



Mirador de La Collada de Amieva

Otra perspectiva de los Picos de Europa se puede tener desde Amieva, en concreto desde el mirador de La Collada, a 800 metros de altitud. Este mirador se encuentra cerca de la senda del Arcediano, calzada romana que unía las comarcas de Riaño y Cangas de Onís. Desde él se puede observar el valle del pueblo de Amieva y la parte suroeste del macizo de Cornión.

Para llegar a ese mirador, ahora con la pista hormigonada, se puede ir por Amieva (con la carretera ya ensanchada desde la N-625) en menos de un par de kilómetros o desde el típico pueblo de San Román, en otro tanto. Allí se llega desde el de Cardes o desde Sames en menos de media docena de kilómetros por pista asfaltada. También hay antiguos senderos casi paralelos a la vía.

Mirador de San Román o de la Collada de Amieva



Mirador del Pico, en Pimiango

A un lado el Cántábrico y al otro los Picos de Europa. Estas son las extraordinarias vistas desde la zona del Pico del Cañón, en las cercanías de Pimiango (Ribadedeva). Este promontorio recibe su nombre de la situación estratégica que ocupa y que contaba con una pieza de artillería en ese punto, que trajo de cabeza a los franceses durante la Guerra de la Independencia. En el entorno también se conservan algunas trincheras de la Guerra Civil Española.



Mirador del Pico en Pimiango




Un paseo por el mar. Ya puede abandonar el interior para dirigirse hacia la costa y en concreto a la villa de Ribadesella y su mirador de la Punta´l Pozu, que también destacas no sólo por las bellas vistas, sino porque forma parte de la Ruta de los Dinosaurios y desde él se pueden observar las huellas de estos animales prehistóricos. Avanzando hacia el oeste por la costa, se llega a una de las principales ciudades de Asturias: Gijón. Allí, el mirador de la Providencia es perfecto para divisar los acantilados próximos a las playas de Serín y Estaño. Se Contina por Candás y su mirador de la Formiga hasta Cabo de Peñas (en Gozón), que entusiasma por el faro que se encuentra en su mirador. el próximo  mirador es del Espíritu Santo en Muros de Nalón para después llegar al del Cabo Vidio, en Cudillero, ideal para disfrutar de una puesta de sol. 

También se encuentran el Mirador de San Roque, en Lastres, Mirador del Chano en Luarca, y el Mirador del Naranco, en Oviedo,



Mirador de San Roque, en Lastres

Lastres se hizo muy popular en toda España como escenario de la serie ‘Doctor Mateo’ y algunas de las imágenes que salían estaban grabadas en el mirador de San Roque. Desde él se puede ver el pequeño pueblo costero, pero también gran parte de la costa oriental, sus playas y acantilados.


Mirador de San Roque en Lastres



Mirador Punta del Pozu se encuentra en la población de Ribadesella, Asturias

En Ribadesella, el mirador de la Punta’l Pozu forma parte de la Ruta de los Dinosaurios. Desde él, se puede acceder a un pedregal en el que durante la marea baja se ven huellas del jurásico superior, en concreto el rastro de un grupo de cuadrúpedos en las paredes del acantilado, en antiguos planos de estratificación que ahora se encuentran colocados verticalmente. Además, también se puede disfrutar de la vista de la playa y las montañas.


mirador de la Punta´l  pozu 





Paseo hacia el mirador de la Providencia


Mirador del cabo de San Lorenzo, Gijón

Hay miradores más y menos urbanos. En el parque del cabo de San Lorenzo, en La Providencia, Gijón, se encuentra uno que permite observar la ciudad, las playas de Serín y Estaño, pero también la costa que se extiende hacia Villaviciosa.

Situado en el parque de San Lorenzo, en La Providencia, antiguo campo de tiro del Ministerio de Defensa, se alza en hormigón una silueta que recuerda a la de un barco.

Este mirador, como todo el parque, fue inaugurado en 1997, después de que el Ayuntamiento de Gijón decidiera adquirir al Gobierno los terrenos en 1993.

Mirador del cabo de San Lorenzo la Providencia Gijón

MIRADOR DE LA FORMIGA

Impresionante mirador que desde La Cuesta de La Formiga permite al visitante poner la vista en el horizonte azul verdoso: delante, la inmensidad del Cantábrico, en lucha continua con las rocas y acantilados; detrás, los prados salpicados de caseríos medio ocultos entre las lomas.

Está situado en el monte Fuxa. Su estructura consta de tres plataformas que surgen una de la otra, y se abren en abanico, adaptándose a la forma del espacio y de la curva que configura el terreno. Cada plataforma representa la visión hacia un horizonte. Homenaje a la mar y los barcos.


Mirador de la Formiga Candás


Mirador del Espiritu Santo

Muros de Nalón-Asturias. Desde el podemos observar un buen pedazo de costa,así como los pueblos pesqueros de San Esteban y San Juan de la Arena,El playón de Bayas y la playa de los Quebrantos y al fondo la isla de la Deva.un verdadero placer para los sentidos.


Mirador del espiritu Santo Muros del Nalón


Mirador del Cabo Vidio

En Cudillero se encuentra el mirador del cabo Vidio, en Oviñana. Su faro es su emblema, pero su espectacularidad reside en sus vistas que, a unos 80 metros sobre el mar, alcanzan el Cabo Peñas o la desembocadura del Nalón. Por si esto no fuera suficiente, la bajamar deja a la vista la ‘iglesiona’, una cavidad horadada por el oleaje. Para los amantes del senderismo, en este punto comienza una senda peatonal costera que ofrece impresionantes vistas de la costa asturiana y que es, toda ella, un mirador.

Mirador de cabo vidio Cudillero





Mirador del Chano

El mirador del Chano se encuentra en lo alto de Luarca, accesible en coche o a pie a través del Barrio de la Pescadería, está situado a 50 metros de la capilla de San Martín. Dese él, se puede contemplar casi la totalidad de la villa marinera, las playas, sus zonas más antiguas y también las más modernas.

Mirador del Chano Luarca




Mirador del Naranco, en Oviedo

Otro de los miradores más conocidos de Asturias se encuentra en el Naranco, que ofrece una panorámica impresionante de Oviedo, pero que en los días claros incluso permite ver el mar. 

Tener Oviedo a los pies es una sensación real que experimentamos desde la cima del monte Naranco. Una colina redondeada de 636 metros de altitud y más de 30.000 metros cuadrados de espacio abierto y natural que corona la capital asturiana y que nos ofrece su mejor panorámica.

Mirador del Naranco Oviedo



El mágico interior. Más hacia el occidente, y ya en el interior, se encuentra el Parque Histórico del Navia, un territorio de bosques frondosos famoso por sus castros prehistóricos y las leyendas que hablan sobre él. Cave destacar su mirador de San Esteban de los buitres, en Illano, para obtener una vista inmejorable de sus valles. Por último, en la parte más occidental de Asturias, la Comarca Oscos-Eo le recibirá con miradores como el de Mirandilla (en Castropol) y su espectacular panorámica de la ría del Eo. 
También se encuentran elMirador de Flor de Acebos en Pajares, y el Mirador de Zuvillaga, en Aller



Mirador de San Esteban de los Buitres, Illano

En San Esteban, Illano, se encuentra este espectacular mirador que ofrece impresionantes vistas sobre el río Navia, el farallón de San Esteban de los Buitres y los pueblos "colgados" de la colina. El núcleo rural de San Esteban conserva íntegramente su tradición arquitectónica, llamativa por solidez de sus muros.




 Mirador se San Esteban de los Buitres (occidente de Asturias)




Mirador de Mirandilla, Castropol

Enclavado en una de las partes más altas de la villa de Castropol, este mirador, situado al lado de la iglesia de Santiago Apóstol, posee unas espectacular panorámica de la Ría del Eo, la ensenada de la Linera y su entorno.

Mirador de Mirandilla, Castropol


Mirador de Flor de Acebos

Se encuentra en plena N-630 antes de llegar al pueblo de Flor de Acebos dirección Gijón-León. Existe un pequeño aparcamiento para dos o tres coches. En días claros se contemplan unas impresionantes vistas (conviene ir provisto de cámara de fotos y/o víedo)

Pajares es uno de los difíciles pasos entre Asturias y la meseta y, precisamente, en este puerto se encuentra otro de los miradores que permite comprobar la muralla que separa el Principado de León. A 7 kilómetros de lo alto del puerto se encuentra el mirador Flor de Acebos que con sus preciosas vistas permite hacer un alto en la N-630 que cuenta con rampas de hasta un 17% de inclinación

Mirador de Flor de Acebos Pajares




Mirador de Zuvillaga, en Aller

Otro de los miradores que permiten comprobar la difícil orografía que separa Asturias y León se encuentra ascendiendo al Puerto de San Isidro. Desde el mirador de Zuvillaga, a la altura de Riofrío, puede divisarse todo el ascenso al puerto.


Mirador de Zuvillaga, en Aller

Estos son sólo algunos de los miradores que se encuentran en Asturias. El acceso a todos ellos está bien indicado y es interesante visitarlos en diferentes épocas del año para conseguir vistas despejadas o presenciar como un mar de nubes invade la inmensidad. Cada uno le depara una agradable sorpresa: pueblos sobre acantilados, rías o mágicos valles. que descubren los secretos de las cumbres de Asturias.



martes, 21 de julio de 2015

Cueva de Candamo Asturias

La Cueva de Candamo Asturias

La Cueva de Candamo o la Caverna de la Peña de Candamo está situada en el concejo asturiano de Candamo en el pueblo de San Román. 

Aunque de difícil datación, se cree que estas pinturas prehistóricas, descubiertas en el año 1914, pertenecen al denominado período Solutrense, del Paleolítico Superior, hace unos 18.000 años. Tiene unos 60 metros de largo. Consta de diversas estancias cuyo recorrido comienza con la denominada Galería de Entrada.



El salón de los Grabados contiene el panel más importante de la caverna: el Muro de los Grabados, de unos seis metros de largo por ocho de ancho. Posee una compleja composición de figuras en las que están representados ciervos, caballos, bisontes, cabras, un rebeco y otros animales de difícil identificación. Las técnicas utilizadas son variadas, mezclando la pintura y el grabado. El Camarín, en el fondo de este salón, es quizás el conjunto más espectacular de la cueva.



En lo alto de una cascada estalagmítica se descubre este lienzo de pared en el que se representan bóvidos, caballos, una cabra y una figura incompleta de toro. En este mismo salón se encuentra, también, el Talud Estalagmítico, un mural con figuras de caballo que precede el acceso a la Galería de las Batiscias. En la Sala de los Signos Rojos se representaron signos en forma de puntos, líneas y otros símbolos que algunos interpretan como femeninos y masculinos.

Mas de 100 años del descubrimiento de la cueva. Un gran ejemplo del arte rupestre paleolítico del Norte de España.

La Cueva de La Peña se encuentra en San Román (Candamo), en el curso bajo del río Nalón, próxima a su desembocadura y se trata de la cavidad con arte paleolítico más occidental de todo el continente europeo.
 Se abre en la base de un cerro calizo y consta de una pequeña galería que desemboca en una gran sala, completando unos 70 metros de longitud. El espacio artístico (parte del gravetiense y alcanza el final de magdaleniense) se ubica en el Salón de los Grabados, con seis paneles.
La cueva y sus pinturas debieron de tener un sentido mágico-ritual, a tenor de las habituales interpretaciones de este tipo de arte. Además, en su interior apenas se encontraron restos ni utensilios propios de haber hecho vida dentro de la cueva.
Destacan en él el Muro de los Grabados, por contar con el mayor número de imágenes y la organización más compleja con superposiciones, y el Camarín, una oquedad elevada con representaciones de caballos y bóvidos, dispuestas para ser vistas desde la propia sala, lo que demuestra una clara y atractiva concepción escenográfica.
El Centro de Interpretación y Aula Didáctica de la Caverna de Candamo se ubica en el restaurado Palacio de Valdés-Bazán, una magnífica obra civil del siglo XVII, en donde se muestran reproducciones a escala natural de los tesoros de la caverna, junto con un sistema multimedia que desarrolla el arte parietal de la cornisa cantábrica.

Paleolítico. Cueva de la Peña de Candamo

La Cueva de Candamo o la Caverna de la Peña de Candamo está situada en el concejo asturiano de Candamo en el pueblo de San Román. Desde julio de 2008 está incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco

Descubrimiento e Investigación:

Conocida desde antiguo por los habitantes de la zona, el descubrimiento científico tiene lugar en 1914 cuando Eduardo Hernández Pacheco (Catedrático de Geología de la Universidad Complutense) identifica la existencia de pinturas y grabados. Casi simultáneamente, el Conde de La Vega del Sella (importante prehistoriador asturiano) reconoce la cavidad identificando su arte. Tras un intercambio de informaciones entre ambos, será el primero de ellos el que se encargue de su investigación y de la publicación del arte en 1919, constituyendo una de las más completas monografías publicadas sobre el arte paleolítico del área cantábrica.
La importancia de su arte fue rápidamente reconocida y motivó la declaración de Monumento Nacional en 1942. Acondicionada para la visita pública y sin un control efectivo sobre la misma, el trato recibido por los grabados y las pinturas motivó un gravísimo deterioro que obligó, en 1980, al cierre de la cueva y a la realización de estudios centrados en la conservación y recuperación medioambiental de la cavidad. Tras más de una década de reposo y recuperado su equilibrio interno, la cueva fue reabierta al público a finales de los años 90 del pasado siglo.

Descripción de la cueva

La cueva se localiza en el curso bajo del río Nalón, muy cerca de su desembocadura, y constituye la cavidad con arte paleolítico más occidental del continente europeo.
Se abre en la base de un cerro calizo, conocido como La Peña, y presenta una planta de unos 70 m de longitud. El acceso se realiza a través de una pequeña sala agrandada artificialmente para la recepción de los visitantes que comunica con una galería en la que en su parte derecha, y a una cota inferior, se encuentra una pequeña sala en cuyo techo se conservan diversas representaciones de carácter esquemático en color rojo (Sala de los Signos Rojos). Esta galería conduce hacia el espacio o sala principal de la cavidad donde se encuentra la práctica totalidad del conjunto artístico de la cueva (Salón de los Grabados). Esta sala, que sorprende tanto por su amplitud como por su altura, se encuentra delimitada perimetralmente por un conjunto de imponentes formaciones geológicas (columnas, coladas y concreciones estalagmíticas). En uno de sus extremos se abre una pequeña sala (Galería de las Batiscias), denominada así por la abundancia de insectos cavernarios presentes en la misma; tradicionalmente se indicaba la ausencia de representaciones paleolíticas en la misma, pero investigaciones recientes apuntan a la existencia de un pequeño contenido gráfico.


Muro de los grabados







Cronología artística:

Pinturas correspondientes a los periodos Solutrense y Magdaleniense.


Localización de la Cueva de la Peña de Candamo


Situada en el municipio de Candamo, la boca de la cueva aparece en un cerro de calizas carboníferas, La Peña, a unos 180 m de altitud; es la cueva con arte rupestre paleolítico más occidental de Europa. Mide unos 60 m y a ella se accede por una abertura artificial situada en una pequeña sala de recepción de visitas que comunica con el exterior. La galería principal, de unos 20 m, comunica a la izquierda con un espacio lateral de dos niveles de altura sin interés arqueológico, y a la derecha con una sala, la Sala de los Signos Rojos, a la que se accede por una fuerte pendiente, y que presenta varios signos de dicho color; al fondo, la galería presenta tres estancias, el Hornito a la derecha, sin interés arqueológico, la Ventana, frente a la puerta de acceso, y un paso alterado para permitir el acceso al Salón de los Grabados, cuya vista panorámica se ve desde la Ventana.

El Salón de los Grabados, de 24 x 17 x 15 m, rodeado de impresionantes formaciones geológicas, es la sala principal de la cueva. Frente al acceso al mismo hay una galería, conocida como Las Batiscias, debido a los insectos cavernícolas que presenta. El Salón agrupa la mayor parte de los representaciones artísticas de la cueva, y desde el acceso al mismo, en sentido contrario a las agujas del reloj, aparecen los sectores que Hernandez Pacheco describió: el Mogote Estalagmítico, el Muro de los Grabados, El Talud Estalagmítico (una pared lisa que forma ángulo con el Muro de los Grabados), el Camarín y el Panel de la Cabra.

Descubrimiento e investigación

En 1914, cuando Hernández Pacheco excavaba en la cueva de la Paloma, también en la cuenca del Nalón, llegó la noticia de la existencia de una caverna con arte en el sitio de San Román. Pocos días después de la visita de Hernández Pacheco, otro ilustre prehistoriador, el conde de la Vega del Sella, se acercó a conocer sus representaciones artísticas. Si bien el segundo, que cerró la cueva para preservar las pinturas y descubrió parte de las mismas, fue Hernández Pacheco quien realizó la primera investigación, cuyos resultados se publicaron en 1919.

La cueva de la Peña de Candamo era ya conocida en el siglo XIX por los habitantes de la zona, pero era demasiado temprano para poder apreciar el significado de las pinturas que adornaban las paredes de la cueva. En Octubre de 1914 aparece la primera noticia sobre la cueva en el Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural. En el año 1919 se publica una monografía que lleva por título La Caverna de la Peña de Candamo. La importancia artística de la cueva fue reconocida universalmente. Declarada Monumento Nacional y acondicionada para la visita, fue explotada de un modo tan irracional que, junto al trato que recibieron las pinturas y grabados, degradaron de un modo gravísimo el estado de conservación de los mismos (se llegó incluso a ofrecer misa en su interior, con una figura de la Virgen en el núcleo del Camarín). Esto obligo al cierre de la cueva a los visitantes, y a iniciar estudios sobre las condiciones ambientales en el interior de la gruta ( alteraciones de la temperatura, humedad, colonizaciones vegetales y concentración de CO2). Esta etapa de cierre permitió una relativa recuperación de las condiciones naturales de la caverna lo que permite que sea abierta a los visitantes, con numerosas precauciones que impidan su destrucción. Está incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde julio de 2008, dentro del sitio Cueva de Altamira y arte rupestre paleolítico del Norte de España.

Contenido artístico

Las representaciones de la Cueva de la Peña de Candamo se distribuyen en dos zonas claramente separadas: la Sala de los Signos Rojos y El Gran Salón o Salón de los Grabados.

Sala de los Signos Rojos

Esta sala de difícil acceso, y que por tanto no se muestra en las visitas, presenta trazos lineales aislados y tres figuras esquemáticas pintadas en rojo. Están muy alteradas por alteraciones de época moderna. Una de las figuras tiene forma triangular, formada por tres líneas algo curvadas en el centro y que no se tocan en los extremos; a su derecha hay otra aparece otra formada por dos líneas algo incurvadas, similares a << y con los extremos unidos; bajo ellas hay un signo formado por tres líneas curvas, excesivamente difuminadas hoy día, y a la derecha de los mismos una mancha circular roja.


El Salón de los Grabados o Gran Salón




El Salón de los Grabados presenta representaciones en cinco lugares, teniendo dos de ellos una marcada escenografía, como el Camarín y el Panel de la Cabra.


El Mogote Estalagmítico



Situado a la derecha del Muro de los Grabados, se trata de una colada estalagmítica no muy alta y en la que, según Hernández Pacheco, entre varios trazos confusos se diferencian dos cabezas de caballo y la representación de una cierva, junto con signos lineales simples o agupados, entre ellos uno largo y recto en cuyo extremo convergen otros dos más pequeños, a modo de flecha.


Muro de los Grabados

De unos seis metros de largo por unos ocho de alto, en el Muro de los Grabados, por encima del zócalo estalagmítico de base, se encuentran dos grandes agrupaciones de pinturas y grabados, aparentemente unidas por algunas de las figuras aisladas, y sobre un fondo rojizo natural; una gran grieta oblicua realiza la división de los sectores. No es fácil distinguir muchas de las figuras grabadas sobre la roca. En muchos casos las líneas se entremezclan y confunden en una maraña de grabados que hacen muy trabajosa la identificación de las representaciones. Más aún después del grave deterioro sufrido, no tanto por el paso del tiempo, como por el trato irracional a que se vio sometida la cueva.
  • Sector derecho. Dos figuras de toro en color ocre destacan en la parte superior derecha, asociadas a grupos de puntos negros, salvo unos ocres situados encima de uno de los cuernos, algunos de los cuales fueron repintados posteriormente de negro. A la izquierda aparecen más representaciones más o menos completas de toros, algunas reducidas a la cornamenta. El resto está formado por puntos negros, trazos lineales rojizos y varias representaciones grabadas y cuya interpretación es difícil: aparecen 3 toros, 2 bisontes, 2 ciervos, 1 cabeza de jabalí? y 2 caballos; de estas figuras destacan:
    • El gran toro central, de 180 cm de longitud, realizado con múltiples trazos en perfil izquierdo y en la parte central del sector.
      El ciervo con la cabeza vuelta, de 120 cm de longitud, fue grabado inicialmente; la cabeza, cuello, pecho, vientre y cuartos traseros fueron grabados con haces de líneas para dar sensación de volumen; luego, trazos de pintura negra dan volumen y realzan otros detalles. Es una figura muy expresiva, y que se ha interpretado como un ciervo herido por 6 lanzas representadas por otros tantos signos rectos que convergen en el cuerpo del animal, que vuelve hacia atrás la cabeza y abre la boca para bramar

  • Sector izquierdo. En esta parte, centrada en el conjunto del panel y en alto, una cierva pintada en negro preside el panel. En la parte central de este sector, como en el anterior, hay una superposición muy compleja de figuras tanto pintadas como grabadas; así, aparecen 2 toros (uno grabado y otro pintado en rojo), 3 ciervos grabados y pintados, dos caballos (uno grabado y otro pintado en rojo), un antropomorfo pintado en negro, y dos figuras de forma curva, grabadas, una de las cuales se ha interpretado como una foca que se superpone a un gran toro central, de 228 cm, grabado y pintado en negro, que al igual que el del sector derecho, es robusto, de perfil izquierdo, y ocupa gran parte del sector. También aparece la representación de un gran ciervo que presenta la cabeza levantada y la boca abierta, que fue grabado y pintado en negro; una línea negra larga en el cuartro trasero aparenta una lanza.

    En la parte superior izquierda aparecen, superpuestas, una cabeza roja de cierva, dos ciervos grabados, dos bisones (uno casi completo en grabado múltiple y otro resumido a la cabeza, pintada en negro y con rasgos humanizados), dos rebecos (en uno sólo la cabeza realizada con múltiple grabado y otro grabado y pintado), y un antropomorfo grabado en el cuerpo de un rebeco.

    El primer antropomorfo, pintado, de unos 50 cm de altura, tiene una cabeza en la que destaca un hocico saliente, los brazos cortos y representados por dos líneas, dirigidas hacia adelante; sus patas finalizan en una especie de círculo, como si fueses garras; presenta un falo de tamaño desproporcionado. El segundo, grabado, tiene en la cabeza un punto semejando un ojo y un pequeño trazo angular que representa la oreja; su mandíbula inferior es amplia y ancha; la cola finaliza en un pelotita patente. Ambos tienen rasgos animales y humanos.

    A pesar de la maraña de grabados y pinturas, se trata de un panel equilibrado, presidido por los dos toros afrontados, similares, y por los dos ciervos, que miran a la derecha.



Talud estalagmítico


Imnediatamente tras el Muro de los Grabados aparece el Talud estalagmítico; es una gran colada estalagmítica con superficies lisas en las que se realizaron varias representaciones artísticas que fueron posteriormente cubiertas por una costra caliza blanca que ha sido algo limpiada para permitir la observación de las figuras. Aparecen trazos negros poco claros, pero es un caballo en perfil derecho, algo grabado pero pintado en rojo oscuro, el que protagoniza esta parte de la Cueva de La Peña de Candamo.


El Camarín



El Camarín es una hornacina entre dos impresionantes coladas estalagmíticas que se abre en la parte más alta del Salón de los Grabados. Una composición de varias figuras nos muestra representaciones de distintos caballos a los que se asocia la de un toro. Destaca la figura del caballo pintada con color ocre; creado para ser visto desde la planta de la cueva, ha sido considerada desde siempre como el emblema de la Cueva de Candamo. Además del caballo, según Hernández Pacheco, aparecen otros tres caballos, un toro y un bisonte. La figura del bisonte hoy no existe, y de los tres caballos dos se ven bien, pero el tercero, situado a la derecha del caballo principal y pintado en negro, es hoy día un recuerdo ya que no queda nada del mismo.


El Panel de La Cabra




A la izquierda del Camarín, en una parte del muro lisa pero también rodeada de formaciones geológicas, destaca la figura en negro de una cabra. En su izquierda hay columnas, y al menos en cuatro de ellas aparecen discos rojos que fueron realizados con la mano y en los que se pueden apreciar incluso los nudillos del artista que los realizó.


Cronología


A primeros y mediado de siglo fueron Hernández-Pacheco y Jordá, respectivamente, quienes llevaron a cabo la investigación arqueológica. Ésta se realizo en la entrada antigua de la cueva, muy cerca de por donde se entra ahora a la cueva. El primero adscribió a principios del Solutrense el material lítico hallado, pero no descartó la posibilidad de que materiales localizados en niveles revueltos dataran de épocas diferentes; la investigación posterior de Jordá permitió confirmar la existencia de de niveles del Magdaleniense Inferior, momento en el que se produjo el colapso que cegó la entrada original de la cueva; Jordá también planteo la posibilidad de una presencia del Auriñaciense.

Jordá hace en su obra de 1963 un breve resumen de la historia de la cueva: En primer lugar, pudo ser visitada por los pueblos auriñacienses, que no vivieron en ella. Posteriormente fue visitada y habitada por los solutrenses, que trazaron la mayor parte sus pinturas y grabados. Finalmente fue lugar de habitación de los magdalenienses inferiores. Por consiguiente y de acuerdo con las modernas cronologías, las obras de arte de la Peña de Candamo debieron de realizarse entre los años 20000 y 12000 AC.

Las fases artísticas




Las líneas generales de las fases artísticas de la Peña de Candamo ya fueron establecidas por Hernández-Pacheco.
1ª etapa: se incluyen en ella todas las figuras de trazo rojo y línea fina, los signos rojos de la sala de la entrada y las figuras de los toros del centro del Muro de los Grabados, además del antropomorfo grabado en el mismo panel. Etapa del Auriñaciense.


2ª etapa: cierva en rojo del panel alto a la izquierda del Muro de los Grabados. Figuras de trazo simple. Adscritas al Auriñaciense o quizás al Solutrense.


3ª etapa: figuras de trazo negro fino. Toros grandes grabados. Entre las figuras en negro de esta etapa destaca la cabeza de bisonte, posiblemente máscara, de la parte izquierda del Muro de los Grabados. Todas estas figuras podrían ser de comienzos del Solutrense, ya que ofrecen rasgos propios, tales como el grabado a trazo múltiple.


4ª etapa: figuras en siena de trazo ancho. Figuras grabadas a trazo múltiple y modeladas con negro o siena. Grabados estriados. Entre estas figuras se incluyen los rebecos, el caballo y ciervos estriados y realzados en negro y los toro siena del Muro de los Grabados, así como el caballo del Camarín. Son solutrenses.


5ª etapa: figuras en negro de trazo discontinuo y difuminado. Tales la cabeza de caballo en negro, muy borrosa, del Camarín, y la cabra montés, de la hornacina cerca del mismo. Deben atribuirse al Magdaleniense inferior.


6ª etapa: grabados toscos y profundos. Puntuaciones en negro. Deben incluirse en el Magdaleniense Inferior.

La datación con C14 ha aportado resultados inconsistentes debido a la gran contaminación que sufrió la cueva durante la etapa moderna, y también porque muchas pinturas fueron repintadas en épocas posteriores en otros tonos.


Conservación




Desde el temprano descubrimiento en 1914 de las pinturas y grabados de la cueva de Candamo, éstas han pasado por diferentes vicisitudes de conversación. La visita indiscriminada y el trato, muchas veces inapropiado, la deficiente instalación de puntos de luz ... hicieron que el temido "mal verde" apareciese. Colonias de helechos, de musgos, de algas azules y de algas verdes se fueron extendiendo, sobre todo, en el Muro de los Grabados. El microclima interior en lo referente a la temperatura, a la humedad relativa y a las concentraciones de dióxido de carbono se fue alterando hasta lograr niveles preocupantes para la conservación de las pinturas.

En 1980 La Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura decide el cierre de la cueva y se encarga un estudio a los Drs. Fortea Pérez, Hoyos Gómez y Soler Javaloyes conducente a la determinación de las medidas a tomar para el restablecimiento de los valores ambientales de la cueva y la eliminación del "mal verde". Hasta 1992 la Caverna de La Peña de Candamo permanece cerrada al público y se logra la regresión completa de las poblaciones de musgos, de plántulas de helechos y de algas, gracias a la eliminación de los puntos de luz. Durante el año se abre experimentalmente a un grupo diario de 15 personas durante un mes y en la actualidad solo pueden visitar la cueva 25 personas diarias durante tres meses al año.

sábado, 18 de julio de 2015

Parque Natural de las Fuentes del Narcea Degaña e Ibias Asturias

Parque Natural de las Fuentes del Narcea,

Degaña e Ibias, Asturias


El oso pardo y el roble son los principales pobladores de este inédito paraje del suroccidente asturiano.


   
El Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, lugar donde reside el oso pardo



La vegetación del parque se caracteriza por su gran extensión de robledales y hayedos. el más importante de estos último, por su tamaño y estado de conservación, es el hayedo del valle del Hermo, que ocupa 10 km de ladera. Son tambien representativos los bosques de las cabeceras de los ríos Ibias y Molín. Los robledales se distribuyen por toda la zona, siendo el máximo exponente de roble albar, el bosque de Munuiellos. Por Degaña, la cuenca alta del Naviego o la subida al puerto del Connio abundan los abedules. En la montaña, la vegetación está constituida por matorrales de enebros, brecinas y arándanos, siendo muy característicos los del Cueto de Arbás.

Hayedo del valle de Hermo



El Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias se encuentra en el sector suroccidental de Asturias.


Abarca la cuenca alta de los ríos Ibias y Narcea, y recorre los concejos de Cangas del Narcea, Degaña e Ibias.


       
El Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, lugar donde reside el oso pardo

Con una extensión de 555 kilómetros cuadrados, el Parque Natural de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, cuenta con una de las más ricas naturalezas del Cantábrico. Dentro del parque se encuentran, además otros dos espacios naturales de gran interés: la Reserva Natural Integral del Bosque de Muniellos y la Reserva Natural Parcial del Cueto de Arbás.

El paisaje del parque ofrece una gran variedad de matices, que se definen con personalidad en cada uno de los concejos que lo conforman: en la zona de Cangas del Narcea, el relieve es abrupto y accidentado al paso del río Narcea y sus numerosos afluentes son espacios ideales para la pesca de la trucha y el salmón. En esta área se encuentra incluido parte del fascinante bosque de Muniellos, cuya visita se mantiene restringida para preservar intacta su naturaleza excepcional. En otras masas forestales del concejo está permitida la caza de algunas de sus numerosas especies salvajes como el corzo o el jabalí.

En el concejo de Degaña abundan las altas sierras y los verdes valles. Su paisaje constituye uno de los ecosistemas más típicos de la Cordillera Cantábrica. Destacan en él los robledales y otras especies, como abedules, tejos, acebos... así como su fauna salvaje, en la que se incluyen especies amenazadas como el oso, el gato montés y el urogallo. Degaña es, a su vez, una Reserva Regional de Caza muy apreciada por los amantes de esta disciplina.

El tercer concejo que se incluye en el parque es Ibias. Una zona con gran relieve montañoso que, sin ser demasiado abrupto, dota al paisaje de gran belleza y riqueza vegetal. El monte de Valdebois, en el bosque de Muniellos, es su enclave más importante. Las fuentes del río Ibias y sus afluentes bañan las sierras y valles de aguas cristalinas. Ibias cuenta con testimonios que demuestran su población en el Neolítico y en la época castreña y romana. Dólmenes en Pradías y Chao Leda funden historia, cultura y arte con la naturaleza espectacular de parajes como Muniellos o los Ancares.

Destaca en todo el concejo de Ibias la arquitectura popular de hórreos y pallozas, que son una evolución de la casa castreña.

Fue declarado Parque Natural en 2002 y Reserva de la Biosfera en 2003.

El elemento más representativo de la fauna del Parque es, sin duda, el oso pardo cantábrico. Las condiciones de la zona, sus extensos bosques y las áreas de refugio poco accesibles, se convierten en un excelente lugar para su desarrollo y supervivencia. Todo el espacio está considerado como de presencia comprobada y constante del oso pardo.




El Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, lugar donde reside el oso pardo


El Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias, lugar donde reside el oso pardo

En el Parque Natural de les Fuentes del Narcea y del Ibias encontramos la fauna más representativa de Asturias, entr alas que figura: El Oso cantábrico