miércoles, 19 de marzo de 2014

Reserva Natural Parcial de Peloño


Reserva Natural Parcial de Peloño


La Reserva Natural Parcial de Peloño es uno de los espacios forestales más emblemáticos de Asturias.












Durante el mes de noviembre el hayedo (o fayeu en asturiano) de Peloño se cubre con los colores del otoño

La reserva natural parcial de Peloño es una zona boscosa situada en el concejo de Ponga que está incluida en el Parque Natural de Ponga. Su nombre tiene su origen en el Bosque de Peloño que ocupa la mayor parte de la reserva; el bosque está compuesto fundamentalmente por haya y por pequeños robledales, también se pueden encontrar acebo,enebro, rastrero en las zonas altas y arandano. Se asemeja bastante, salvando las distancias, al bosque de Muniellos.Ocupa una extensión de algo más de 15 Km.cuadrados y está surcado por diversos arroyos que confluyen en el arroyo de la Canalina, todas estas aguas convergen en el Río Sella en las cercanías del desfiladero de los Bellos Se trata de la mayor masa forestal del oriente de Asturias y uno de los hayedos mejor conservados de España. Geográficamente está situado al oeste de los Picos de Europa.



Constituye un espectáculo cromático único en el otoño por su frondosa masa boscosa de especies autóctonas.
Sus límites representan prácticamente la cuenca de recepción del arroyo de la Canalina, cuya altitud máxima corresponde a Peña Pileñes (2.012 m.) y la mínima (900 m.) al desfiladero que precede a la confluencia del arroyo citado con el río Mojizo. El suelo se caracteriza por la superposición de dos unidades litológicas, una masiva y resistente de cuarcitas y calizas de montaña y otra constituida por materiales tipo pizarra. Su combinación da paso a estructuras cabalgantes que se repiten en todo el sector, y como en el resto de la Cordillera, se observan huellas del modelado glaciar en sus circos y pequeñas morrenas.




En su corta extensión, cada rincón guarda una sorpresa, como la Majada de Arcenorio, con su ermita de Nuestra Señora o la impresionante Peña Ten.


Ecosistema del bosque de Peloño

En principio sombrío, como todo hayedo que se precie, Peloño transmite sin embargo un enormo placer, límpido y luminoso a los sentidos del excursionista humano. Además permite que la fauna autóctona del Principado siga contando con su hábitat predilecto. La sombra y la hojarasca son aquí el mejor baluarte de la vida animal. Las hayas producen un fruto muy nutritivo, el hayuco, que madura entre finales del verano y las primeras fechas del otoño. El hayuco es muy apetecido por el oso pardo, el urogallo, los carboneros, la paloma torcaz y diversas especies de roedores.



 La población oriental de oso pardo cantábrico sitúa en Peloño su límite occidental de distribución. Peloño también es el núcleo principal de la población de urogallo, conservando numerosos cantaderos en uso. Al mismo tiempo este hayedo es la casa por antonomasia del pico mediano, pájaro carpintero extremadamente raro. Aquí viven también, en las zonas más calizas, importantes poblaciones de rebecos y lobos. Entre las especies de fauna cinegética más significativas abunda el jabalí, el corzo y, en menor medida el venado. Una auténtica arca de Noé que contiene todas las especies reseñables del centro-oriente de Asturias.




Peloño transmite una idea auténtica: que la vida madura, muere y vuelve a nacer siempre en el mismo instante. Los brotes de haya son infinitos, están por todas partes, y conviven y se nutren de las hojas muertas y de un cementerio de troncos tumbados y cubiertos de musgo. Los árboles que ya son abuelos presencian con calma este flujo vital que no para, y en su afán contemplativo parece que han perdido el sentido del crecimiento, que se conforman con su altura, y se dedican entonces a enroscarse sobre sí mismos, engordan, se cargan de nudos y crean formas siniestras, en muchos casos auténticas esculturas o totems de la naturaleza boscosa, siempre con autoridad centenaria en medio de la nueva vida.




Las 200.000 hayas del bosque de Peloño, en el municipio de Ponga, se visten a la moda: de verde intenso durante la primavera y de un sobrio color pardo en la temporada otoño-invierno. Sus 15 kilómetros cuadrados de vestimenta están protegidos (Reserva Natural Parcial) y lo convierten en un espacio único en España, un enorme parasol que contiene la humedad atmosférica como en pocos lugares.




 Sus hojas caduciformes le permiten mudar el cromatismo general de todo este vasto espacio y, a la vez, desempeñar un valor ecológico primordial, pues protege el suelo contra la erosión y lo nutre con esencia orgánica.

Esta especie soporta bien las bajas temperaturas pero tolera muy mal el calor y la sequedad. Si, a pesar de todo, la insolación persiste, el árbol posee la capacidad de hacer girar las hojas para evitar la transpiración excesiva de agua. Un auténtico ingenio natural, más bien un mecanismo de defensa, una estrategia milenaria, incluso una sabiduría, la inteligencia del propio bosque.



El monte Peloño se encuentra situado en la zona suroriental de Asturias, ya en las cercanías de la provincia de León. Sus límites se incluyen plenamente en el concejo de Ponga. La Reserva Natural tiene un total de 1.507 hectáreas, en su mayoría pertenecientes a los pueblos de San Juan, Casielles, San Ignacio y Viego


El interior del Monte de Peloño, este inmenso hayedo, alberga una vegetación propia, la que permite la poca luz que dejan pasar los árboles. Los musgos y sobre todo los líquenes proliferan extraordinariamente.

El bosque está vivo y es inteligente pues se protege constantemente del calor que no le conviene. La disposición de las hojas del haya, en horizontal, hace que sólo el 2 por ciento de la radiación que reciben las copas llegue al suelo. 



En el horóscopo celta el haya simboliza a las personas elegantes y prácticas y está vinculada a la diosa madre y a la fecundidad. Una fecundidad que las hayas imponen por decreto natural en un total de 1.507 hectáreas, de las que 1.455 pertenecen a los pueblos de San Juan, Casielles, San Ignacio y Vago. 



A Peloño le gustan las hayas, y a base de reproducirse y crear un entorno húmedo ha colonizado totalmente el monte que le da nombre, forjándolo a su imagen y semejanza e impidiendo que otros árboles competidores puedan desarrollarse con comodidad. Sólo los robledales parecen resistir en los límites vitales de este gran hayedo que, en último término, resulta ser una especie de gran anfiteatro surcado por multitud de riegas y circundado por sierras altas. 


El fayeu o hayedo que tapiza el monte Peloño está enmarcado dentro de los límites naturales de una gran depresión circular que forman El Rasu (1.617 m.) al norte, Pileñes (2.021 m.) al sur, Sen de los Mulos (1.056 m.) al este y el Collau Zorro (1.845 m.) al oeste. La hidrografía está protagonizada por los cursos de agua que forman el río Canalita o Canalina, que vierte sus aguas al río Mojizo, afluente del Sella. El bosque, tan bien arropado y sin problemas de abastecimiento, ha sabido hacerse dueño y señor de este bache geológico y condicionar la alta publiosidad del cielo que lo cubre, incluso atrae las nieblas que tanto buscan las hayas en sus existencia nostálgica.