La Ruta del Alba es una senda en el concejo de Sobrescobio en Asturias
Ruta del Alba
La Ruta del Alba es una senda perteneciente al concejo de Sobrescobio en Asturias e incluido en el Lugar de Importancia Comunitaria de Redes.
Ruta del Alba
Sigue el recorrido de la vieja pista minera del Camín de Llaímo de 7 km que a su vez es fiel al cauce del río Alba, río del que toma la ruta su nombre. La ruta del Alba comienza en Soto de Agues junto a un lavadero y atraviesa las Foces de Llaímo en el monte del mismo nombre y termina en la Cruz de los Ríos en donde, en medio de la vega, hay un antiguo refugio de caza.
Ruta del Alba
Esta ruta está catalogada como un Monumento Natural, Zona de Especial Protección para las Aves homónima e incluido en laReserva de la Biosfera de Redes por su fauna que incluye: como flora representativa: hayas, tilos, tejos y escuernacabras, así como musgos y líquenes y como fauna: nutrias, águilas reales, mirlos acuáticos y truchas.
Ruta del Alba
Ruta del Alba
Ruta del Alba (Cargadero Mina Carmen)
Ruta del Alba (Cargadero Mina Carmen)
Ruta del Alba (Foces de Llaimo)
Ruta del Alba (Foces de Llaimo)
Ruta del Alba (Puente de la Pontona)
Ruta del Alba (Puente de la Resquiebra)
Ruta del Alba
Ruta del Alba
Ruta del Alba
Soto de Agues - Cruz de los ríos
El punto de inicio de esta senda se localiza en Soto de Agues, localidad que el río Alba divide en Soto y en Agues. Antes de iniciar el camino debemos llenar la cantimplora en la fuente del lavadero, ubicado en la zona que los lugareños llaman La Cuesta. Es conveniente caminar con tranquilidad para ir disfrutando del paisaje que aparece a ambos lados de la senda.
Al poco del comienzo se encuentran las instalaciones de una piscifactoría de trucha. Desde la propia senda se puede estudiar y casi adivinar el procedimiento productivo. Continúa la marcha y se comienza a escuchar el río Alba, que se acerca a la senda a la altura del kilómetro 1,4, coincidiendo con la zona del puente Precia, lugar donde termina otra pequeña senda que parte del barrio de San Andrés de Agues.
Dejando atrás el puente Precia, la ruta atraviesa el fondo de valle entre el Xierrón de Xarioz y la peña Los Cavalinos, pasa junto a las ruinas de un antiguo cargadero de minería de hierro, que se delata con su color rojizo. Llega a la zona de El Campurru y ya se divisa la desembocadura del reguero Retortoriu, que da nombre al final de la senda.
El camino discurre entre altas paredes verticales y bordeando un arroyo torrencial en el que se suceden cascadas, rápidos y pozos.
La ruta cruza dos pequeños puentes de medio punto hacia un tramo de camino estrecho y excavado en la roca que nos lleva a la Cruz de los Ríos.
Ruta del Alba (Fuente del Lavadero)
Ruta del Alba
Ruta del Alba
Ruta del Alba
Ruta del Alba
La Ruta del Alba, en Asturias, es una poesía de la naturaleza que funde agua, roca y bosques. Un rincón que hace reaccionar todos nuestros sentidos y que te atrapa cuando lo recorres. Una vez lo hayas hecho, será difícil, muy difícil, que lo olvides.
No se puede dejar de mencionar la Ruta del Alba Porque es una ruta maravillosa para conocerla, recorrerla y lo sentirla
Este es uno de los espacios naturales que vale la pena conocer si viajas a Asturias.
Lugar, que con sus bosques caducifolios, es especialmente atractivo recorrerlo en otoño. Los verdes más intensos del verano se van tornando amarillentos y anaranjado
Crean un espacio natural lleno de tonos nostálgicos y seductores que se entremezclan con los saltos de agua, pozas cristalinas, cascadas y un impresionante desfiladero por el que tendremos que avanzar para llegar al final de la Ruta del Alba.
Con este nombre tan atractivo que tiene la ruta, ¿te apetece recorrerla?
Se inicia la andadura en el pintoresco pueblo de Soto de Agues. Aquí, podemos pasear por sus calles empredadas y disfrutar haciendo fotos a sus bonitas casas de piedra y madera teñidas de flores y a algunos hórreos que también conservan.
Al final de él, nos encontraremos con un puente y carteles de madera que nos indican que nuestra ruta se inicia en este punto.
Al principio andaremos por un camino que rompe un poco la estética del entorno al estar hormigonado. Es un espacio bastante abierto donde podemos admirar un paisaje lleno de prados, montañas, las vistas al pueblo que dejamos atrás, vacas…
Después de alcanzar una piscifactoría de truchas el camino se irá estrechando poco a poco y nos encontraremos a nuestra izquierda un puente de madera que nos llevará hacia unos extensos prados.
Un puente que será difícil resistir la tentación de no cruzarlo o detenerse en mitad de él y dejarse hipnotizar por el recorrido tranquilo del río Alba. Lo crucemos o no, deberemos seguir por el camino que llevábamos.
Una mina de hierro abandonada a la derecha nos advertirá que va a comenzar nuestra aventura. Andamos por un sendero que nos lleva a lo más profundo del desfiladero del río Alba. Tomamos aire, respiramos profundamente y ponemos en alerta todos nuestros sentidos.
Según vayamos avanzando por este rincón donde apenas entra la luz del sol nos parecerá que estamos adentrándonos en un bosque de hadas. Detrás de cualquier roca o haya puede sorprendernos alguna xana o ¡el temido cuélebre!
Nuestras pisadas crujen entre las hojas secas, las piedrecillas del camino y las ramas muertas. Y como música de fondo, el rumor implacable del río Alba que unas veces aparece juguetón y acompasado y otras violento y ruidoso.
Avanzamos por el desfiladero que va estrangulando al río y al sendero. Las paredes de la montaña se nos acercan cada vez más. Pero nosotros estaremos entretenidos viendo las numerosas pozas oscuras y los saltos de agua que el río debe superar en su camino al Cantábrico.
En el fondo de esta espectacular belleza los protagonistas son los helechos, los troncos muertos al lado del camino tapizados por el musgo y las rocas esponjosas y verduzcas. Seguramente que, de estas formas de la naturaleza, nos podemos imaginar algún animal o ser mitológico.
Cuando hayamos cruzado el río dos veces la ruta nos estará indicando que estamos llegando al final.
Y cuando parece que de pronto todo se acaba, arriba, en lo más alto, el paisaje se abre y llegamos al silencio vestido de verde llamado la Cruz de los Ríos.
Rodeados de montañas, extensos prados, bosques, alguna vaca y una braña solitaria nos encontraremos muy alejados de la realidad.
Disfrutaremos del momento. Podemos descansar, fotografiar o grabar en la memoria todas las imágenes que nos rodean para poderlas recordar.
Después, volveremos sobre nuestros pasos para regresar por la Ruta del Alba. Aquí, donde el secreto de esta ruta solo la conocen los más privilegiados, ¡mágica por siempre!
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